El buceo es el acto por medio del cual el hombre se sumerge en cuerpos de agua, ya sea el mar, un lago, un río, una cantera inundada o una piscina, con el fin de desarrollar una actividad profesional, recreativa, de investigación científica o militar con o sin ayuda de equipos especiales. Al buceo tradicional (sin aparatos de respiración) se le llama sencillamente buceo, aunque a su modalidad deportiva se le llama apnea o buceo libre,
Existen pruebas de que el buceo en apnea ha sido practicado durante miles de años para conseguir alimentos o riquezas (perlas o coral, por ejemplo) y también con fines militares. El buceo con escafandra, utilizando casco y respirando aire suministrado desde superficie, se empezó a desarrollar a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII pero sobre todo a partir de comienzos del siglo XIX y hoy en día continúa recurriendo a técnicas similares.
Modalidades de buceo
El buceo recreativo se practica en dos modalidades: el buceo libre o en apnea y el buceo autónomo o con escafandra autónoma. Las técnicas de apnea y con equipo autónomo con aire pertenecen a la categoría recreativa. También se considera buceo recreativo el uso de mezclas de aire enriquecido con porcentajes de O2 hasta el 40%,[7] mientras que las técnicas de buceo autónomo con otras mezclas de gases (Nitrox más enriquecido, Heliox, Trimix) o el uso de recicladores de aire (también llamados «dispositivos de asistencia de respiración reciclada») se consideran dentro de la categoría de buceo técnico o profesional, debido al riesgo y al nivel de preparación requerido por el buzo que las emplea. Según las distintas escuelas y normativas, el buceo recreativo se limita por lo general a los 20-40 metros de profundidad, mientras que el buceo profesional con mezclas especiales permite acceder a profundidades superiores a los 100 m.
El buceo libre o en apnea consiste en realizar inmersiones manteniendo la respiración después de una profunda inspiración en superficie. Puede practicarse sin ningún equipo especial, pero la configuración recreativa actual consta de una máscara apropiada, aletas, tubo de respiración o snorkel, lastre, y si es necesario, un traje de material termoaislante. Es la forma de buceo más sencilla y más antigua empleada por el hombre, y aparece en diversas regiones y culturas para explotar fuentes de alimento (peces, crustáceos y moluscos), recursos útiles (algas, esponjas, corales) y recursos de valor cultural o económico (perlas).
En el buceo autónomo el buzo utiliza una botella con aire comprimido que le permite ir respirando el aire almacenado, dotándolo de una autonomía considerable (usualmente, en torno a una hora). Además del equipo básico y de la propia botella, se emplea un arnés, un mecanismo de flotabilidad —el arnés y el sistema de flotabilidad integrados reciben el nombre chaleco hidrostático, chaleco de flotabilidad (también llamado chaleco estabilizador), un regulador (sistema de válvulas, tubos y boquillas que permiten respirar el aire de la botella), y un sistema de lastre. No obstante, los estándares de seguridad actuales requieren una serie de instrumentos que le permiten saber a qué profundidad se encuentra y qué presión de aire le queda, llamados profundímetro y manómetro, respectivamente. También se están popularizando los ordenadores de buceo, que en función de la profundidad, la mezcla de aire y el tiempo de permanencia bajo el agua, indican al buceador en cada momento los límites de profundidad en los que puede permanecer.
El buceo recreativo (libre o autónomo) es una actividad segura, pero que presenta riesgos específicos que exigen conocimiento y responsabilidad por parte de sus practicantes. Una preparación adecuada, la familiaridad con el equipo empleado, el conocimiento y aplicación de las medidas de seguridad, un mínimo de conocimientos técnicos y fisiológicos, y el respeto por los organismos del medio acuático son las condiciones mínimas para realizar satisfactoriamente estas actividades.
Reglamentación, control y formación
Existen diferentes especialidades en el ámbito comercial, militar y recreativo, como la fotografía submarina, el buceo profundo, buceo en pecios, buceo en cavernas, buceo nocturno, arqueología submarina, investigación biológica, mantenimiento naval, pesca submarina, o recuperación y rescate,y fines para divertirse.Entre otros. La práctica de algunas de estas especialidades exige cursos de formación previa.
Las particularidades fisiológicas del buceo hacen necesario el seguimiento de reglas estrictas y el respeto de los límites de seguridad, por lo que la práctica segura del buceo (particularmente en el caso del buceo autónomo) requiere de una formación específica. Cada país es responsable de la reglamentación y control de este tipo de actividad recreativa, y por regla general se exige una titulación reconocida que certifique el conocimiento de las reglas y normas, así como en determinados casos, un mínimo experiencia, que habitualmente se establece exigiendo un determinado número de inmersiones previas. El número de inmersiones requeridas oscila habitualmente entre 15 y 50, en función de la dificultad del sitio de buceo.
Durante inmersiones en aguas abiertas y con tráfico es obligatoria la declaración de la actividad a las demás embarcaciones mediante una «boya deco» (bandera de advertencia). En el código de señales marítimas internacionales se estipula que la bandera alfa (A) en una embarcación estacionaria significa «buzo(s) en inmersión». Aunque para los buceadores la bandera roja con diagonal blanca, izada en una embarcación estacionaria o en una boya, también indica buzo en inmersión, el código de señales marítimas no la reconoce.
Para la práctica del buceo recreativo la regla más importante es nunca bucear solo.
INTEGRANTES:
DIEGO CAMPOS
CRISTOPHER CONTRERAS
D1
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